lunes, 9 de junio de 2014

Jueves.

El mismo día de la semana, todas las semanas, desde la mitad de este semestre hemos estado visitando un orfanato.
Es horrible, ¿saben? Ver a tantos niños y pensar qué habrá pasado por la mente de sus padres al dejarlos, o tal ves esa chica de 15 años que no pudo hacerse cargo porque el chico la dejó y los papás la botaron, o por una violación, o gente de dinero que quiso desaparecer a un bastardo de sus vidas. 

Honestamente, no entiendo cuál podría ser la justificación para el abandono. 
(¿Será porque soy mujer? ¿Será por que me he criado de esa manera? ¿Será que pasa por mi mente todo el tiempo la sonrisa de mis amigas que hablan de sus bebés con tanto amor, dolor y felicidad?) ¿Acaso no saben que esos bebés son parte de ellas?

No estoy en la situación, no sé cómo es, así que es mi punto de vista, subjetivo por donde lo vean.

En fin, el punto de quiebre fue la semana pasada. 
Estábamos ayudando a los niños a comer, y ahí a lado, separados por un estante, se encuentra el dormitorio de los bebés, que bien o mal, tienen. En la esquina, al fondo, vi que uno se levantó, estaba solo en ese mar de camas, era uno de mis queridos, estaba llorando, gritando y tosiendo, fui corriendo a él.
Estaba ahogándose en su tos, y su llorar era más de soledad que por la enfermedad. Me dijo :
-Mami, aquí nadie me quiere- balbuceando y con lágrimas. 
Yo estaba .... aturdida, y le dije que le traería un vaso de agua. Empezó a tomar el agua, sonreía y yo me moría por dentro. Después de sonarle el moquito, echarlo, taparlo y darle un beso me dijo: 
-Mami, llévame contigo- y cerró sus ojitos.

¿De qué contexto habrá salido mi wawa? ¿Quiénes habrán sido sus padres? ¿Quiénes son? ¿Serían de esos que dejaron se dejaron llevar por la libido? ¿Dónde están? ¿¡Dónde rayos están!?

Por último, cuando regresaba con Rochy a la universidad me preguntaba si es tan estúpido, retrograda y anticuado, como andan diciendo, creer en la castidad y en el amor verdadero. Ese amor que espera, que da lo mejor sin egoísmo, ese amor que busca dar toda la felicidad del mundo y que halla la propia en darse al otro.

Ningún niño merece ser infeliz.

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